14 de noviembre de 2008

Arqueólogos descubren en Londres el teatro donde debutó Shakespeare



Un equipo de arqueólogos ha descubierto en Londres el teatro del siglo XVI donde William Shakespeare debutó como actor y se representaron sus primeras obras, uno de los hallazgos arqueológicos más espectaculares de los últimos tiempos.


Los expertos del Museo de Londres, dirigidos por Jo Lyon, encontraron los restos de "The Theatre", como se llamaba el edificio en la época, en la calle New Inn Broadway del barrio de Shoreditch, en el este de la ciudad, actual centro neurálgico del arte y la cultura independientes.

Curiosamente, los arqueólogos, que sabían de la existencia de "The Theatre" en esa zona pero no lo habían localizado, hallaron los restos durante unas excavaciones para construir otro teatro, el que será sede de la Tower Theatre Company.

Por su ubicación y características, los expertos están convencidos de que la estructura desenterrada pertenece a ese teatro primigenio, un escenario al aire libre inaugurado en 1576 por el empresario y actor ambulante James Burgage, que fue una de las primeras salas teatrales de Londres.

Fue aquí donde años más tarde el joven Shakespeare (1564-1616) debutó primero como intérprete, con la compañía masculina The Lord Chamberlain, de la que era copropietario, y después como dramaturgo con sus primeras creaciones.

Una disputa sobre el alquiler llevó finalmente al desmantelamiento de "The Theatre", pero la madera de su estructura se aprovechó para construir, en 1599, "The Globe", el teatro que más se asocia con el bardo de Stratford-upon-Avon, cuyo edificio reconstruido aún puede admirarse a orillas del río Támesis.

Los arqueólogos encontraron en Shoreditch una estructura poligonal cuya forma, ubicación y antigüedad apuntan al antiguo teatro.

Los restos conforman el que hubiera sido el extremo nororiental de la construcción, que tenía un diseño que fue descrito por el propio Shakespeare en Enrique V como "esa O de madera".

La arqueóloga Jo Lyon confesó hoy estar "tremendamente emocionada" con el hallazgo de "uno de los secretos mejor guardados de Londres", que no sólo permitirá aprender más sobre el genial escritor sino también sobre los teatros de la época isabelina.

Para los próximos inquilinos del lugar, la Tower Theatre Company -una compañía que desde hace 75 años trabaja, literalmente, por amor al arte, ya que nadie cobra-, el descubrimiento del antiguo teatro es un regalo del cielo, ya que convertirá su nueva sede en visita obligada para los aficionados.

"Saber que vamos a construir un teatro del siglo XXI donde Shakespeare y Bargage actuaron y algunas de las obras de Shakespeare se representaron es una enorme inspiración", afirmó el presidente de la compañía teatral, Jeff Kelly.

Para Taryn Nixon, directora de Arqueología del Museo de Londres, el descubrimiento, que tiene algo de místico, ofrece "un maravilloso sentido de continuidad a lo largo de los siglos".

"Como arqueólogos, es emocionante poder descubrir la identidad del lugar, pero también lo es pensar que en ese mismo sitio habrá más obras e historias que serán recontadas por muchos años", declaró.

Biblioteca del teatro.

Les copio este link donde van a encontrar citada bibliografía sobre distintos momentos de la historia del teatro argentino. Los que están concurriendo a bibliotecas pueden tomarlo como guía de consulta.

http://www.bibliotecateatral.org.ar/listado_hta.asp?offset=50

4 de noviembre de 2008

Apuntes sobre la literatura policial.



La literatura policial, tanto los cuentos como las novelas, produce libros entretenidos. Combatir el aburrimiento tal vez sea uno de los principales fines de la narración. Habría que tener en cuenta algunas características, opiniones y la experiencia de algunos autores del género.
A sangre fría de Truman Capote, hechos reales en la ficción.
A sangre fría narra sucesos reales. El escritor norteamericano investigó a numerosas personas y realizó entrevistas, para luego escribir el libro. Acerca de esta novela, el escritor dijo en el prólogo del libro Música para camaleones: "Yo quería escribir una novela periodística, algo en mayor escala que tuviera la verosimilitud de los hechos reales, la cualidad de inmediato de una película cinematográfica, la profundidad y libertad de la prosa y la precisión de la poesía. Sólo en 1959 un misterioso instinto dirigió mis pasos hacia el tema -un oscuro caso de asesinato en una región aislada de Kansas- y finalmente, en 1966, pude publicar el resultado: A sangre fría".
El libro está basado en una historia real; el asesinato de una familia de granjeros atrapa al lector desde el inicio. La prosa seductora del autor va armando el rompecabezas mediante una trama que mantiene el interés permanentemente. El autor profundiza también en la sicología de los personajes, tanto de las víctimas como de los asesinos, teniendo siempre en cuenta el ambiente y el desarrollo de la acción. A lo largo de la lectura, el autor va mostrando la sociedad a la que pertenecen los personajes mientras se suceden distintos planteos éticos. No se trata de un crimen perfecto, aquél que jamás se descubre, sino que los asesinos son descubiertos, enjuiciados y condenados. No se trata de una apología del delito, sino de una indagación en los hechos, en una búsqueda de la verdad, y, en definitiva, digno de un escritor de la talla de Capote, de un profundo conocimiento del ser humano, en una novela narrada con maestría y que se ha convertido en un clásico del género.


La novela policial según Jorge Luis Borges .

Según Borges la novela policial tiene fecha de nacimiento: 1841, y su inventor, dice, es Edgar Allan Poe, quien en ese año escribió Murders in the Rue Morgue (el escritor argentino prefiere traducirlo como "Los crímenes de la calle morgue" en lugar de "Los asesinatos en la calle Morgue"). Entre otras cosas, Borges reconoce una virtud en las novelas policiales, y es que la obra de arte debe tener un principio, un medio y un fin. En cuanto al futuro de esta clase de literatura Borges dijo que en el género policial hay mucho de artificio pero que una vez agotadas todas las posibilidades del género, la novela policial tendría que volver al seno común de la novela y apuntó hacia algunas obras clásicas: Macbeth de Shakespeare, las novelas de Dostoievsky, entre ellas Crimen y Castigo. La misión de la novela policial, dijo Borges, puede ser recordar las virtudes clásicas de la organización y premeditación de todas las obras literarias.

La novela policial según Raymond Chandler

El autor norteamericano, maestro del género negro, distingue diversas clases de adjetivos para las novelas policiales.
Novela (o cuento) detectivesca, dice, implica que la historia se refiere principalmente a hechos físicos y sensoriales, su descubrimiento, organización, elucidación y conversión en una trama. La mayor parte del género es fraudulenta en algún modo, afirma Chandler, pero cuando no lo es constituye la forma clásica y puede utilizar con todo derecho la palabra detectivesca. Chandler asigna el calificativo de "misterio" considerándolo un término poco afortunado. Es el término más genérico, dice, por tratarse del que más incluye y menos excluye. En ese tipo de narraciones no se trata de buscar al criminal correcto sino de buscar una razón de ser, un significado para los personajes y las relaciones, qué demonios pasó, en lugar de quién lo hizo. El énfasis está puesto más en las personas y no en los hechos. El autor norteamericano diferencia, entonces, a las novelas de "misterio" de las de "suspense", porque en éstas puede haber misterio y quizá un detective, pero forman parte de la presión externa. En estos relatos siempre hay alguien en apuros, dice Chandler, y la historia se cuenta desde el punto de vista de esa persona. También está el relato detectivesco inverso, un crimen detallado y cuidadosamente ejecutado, que requiere un descubrimiento aún más detallado. Otro subgénero según Chandler es la "persecución", el relato parecido a una novela de espías donde el héroe o la heroína no tiene más armas que la huida y la ocultación. Las incidencias del caso constituyen toda la historia. Por último Chandler habla de la "novela de crímenes", donde en una historia hay un asesinato pero eso no la sitúa, afirma, en la categoría de novela de misterio o detectivesca.

Crímenes perfectos, antología de textos de Ricardo Piglia.

El escritor argentino Ricardo Piglia realizó esta antología de cuentos de varios autores donde en el prólogo dice: "El crimen perfecto es la utopía del género policial pero es también su negación". Un crimen tan bien ejecutado que jamás se descubre es el horizonte al que aspiran los textos (o sus lectores) y, sin embargo, sabemos que esa expectativa será (fatal y resignadamente) frustrada". Tampoco se trata aquí de una apología del crimen ya que Piglia afirma: "Habría que hacer una arqueología de las soluciones extraordinarias que a lo largo de los años los autores de relatos policiales han inventado para resolver casos que parecían no tener solución. Ese catálogo de sorpresas a la vez ingenioso e ingenuo permitiría comprobar hasta qué punto el género viene a resolver un conflicto que la sociedad no puede resolver porque siempre habrá crímenes sin solución". Sin embargo, la narración de estos crímenes sin resolver no se termina con el relato sino que existe siempre la posibilidad de que alguien, un futuro investigador, deduzca quién está detrás del crimen. Así, según Piglia, muchos de los relatos de esta antología podrían ser el primer paso de un volumen en el que se inventaran historias que empiezan donde estos textos terminan. La antología reúne los siguientes relatos: "El tonel de amontillado" de Edgar Allan Poe, "La confesión de Stavroguin" de Fedor Dostoievsky, "El difunto Mister Elvesham" de H.G. Wells, "Una cama terriblemente extraña" de Wilkie Collins, "Los asesinos", de Ernest Hemingway, "Una rosa para Emily" de William Faulkner, "Señor, Tú que me ves" de Patrick Quentin, "El problema final", de Arthur Conan Doyle, "La muerte y la brújula" de Jorge Luis Borges, "Cuento para tahúres" de Rodolfo Walsh, "A las tres" de William Irish, "Soborno y Corrupción" de Ruth Rendell, "La heroína" de Patricia Highsmith, "Crimen premeditado" de Witold Gombrowicz, "La larga historia" de Juan Carlos Onetti y "El productor Asistente" de Vladimir Nabokov.